Terapias para niños a domicilio

Cómo darle a tu hijo lo que verdaderamente necesita

 

¿Qué es eso del “apego seguro”?

 
Para poder comprender mejor el concepto de “apego” les propongo este ejemplo: un oso cachorro que era perseguido por un hambriento leopardo. El pequeño oso, que corría por su vida, parecía estar completamente solo y tuvo que enfrentar a su depredador para poder ahuyentarlo. En ese momento apareció su mamá que, desde lejos, ayudó a su hijo en su tarea de sobrevivir. Luego, vino el momento de cariño. “Eso es el apego”, “hay algo que la mamá osa hace que es brillante: en ningún momento interviene, lo hace a lo lejos. Deja a su hijo y cuando el bebé logra enfrentar al persecutor, ahí interviene”.
Ese es el verdadero apego; un vínculo que permite que nuestros hijos afronten las dificultades que tienen cada día y que nosotros como padres no las anulemos, sino que los acompañemos para que puedan vivirlas mejor. El apego es definido como amor, aceptación, estabilidad y seguridad y puede ayudar a instalar en los niños: sentido de competencia, sentido de autonomía y sentido de identidad.
El sentido de competencia es el “yo puedo”. Para poder desarrollarlo es necesario que tengan oportunidades de éxitos y de fracasos y por eso los padres debemos ser guías y ayudarlos, pero no sobreprotegerlos, debemos estimularlos pero no etiquetarlos y darles la oportunidad de equivocarse. El sentido de autonomía es el “yo puedo solo” y para que lo desarrollen es importante dejarlos hacer lo que ellos necesiten. Si nuestros hijos tienen que ensuciarse porque están descubriendo algo nuevo, que se ensucien. El sentido de identidad es el “quién soy y cuánto valgo”. No importa lo que tienen, importan cómo son y que para nosotros son lo más valiosos porque son nuestros hijos. Debemos dejarles claro que todos valen por el solo hecho de ser seres humanos.

Mensajes negativos y positivos

Como padres podemos estar dando mensajes que no son los ideales. Ciompi catalogó esos mensajes como “negativos” y los dividió de acuerdo a los tres sentidos que se desarrollan con el apego.

Los mensajes negativos que pueden atentar contra el sentido de competencia y de autonomía son:

  • “¿Cómo les fue a los demás en el escrito?”
  • “Lo hago yo para que te salga bien”
  • “No digas cosas bobas”
  • “Eso no es así”

Para la psicóloga es importante prestarle especial atención a eso de que muchas de las cosas que nuestros hijos nos dicen nos parecen “tontas”. Nada de lo que nos comentan debería ser catalogado de esa manera y menos que menos ser comparado con lo que a nosotros nos pasa día a día en nuestra vida de adultos.

Los mensajes positivos que alienten el sentido de competencia y el de autonomía deberían ser:

  • “¿Estás satisfecho con tu resultado?”
  • “Qué genial lo que hiciste”
  • “Muchas gracias”
  • “Es una buena idea”
  • “Intentá tú”
  • “Seguro te sale”

Dentro de estos mensajes, Ciompi destacó que las ideas de nuestros hijos, por más disparatadas que parezcan, siempre son buenas. No se las debe anular en el mismo instante en el que nuestros hijos nos las comentan, sino valorarlas y luego explicarles por qué algunas no pueden ser llevadas a cabo.

Podemos poner en riesgo el sentido de identidad de nuestros hijos en mensajes como:

  • •“Me tienes cansada”
  • “Parecés sordo”
  • “No se puede contigo”
  • “¿Te hacés el vivo?”
  • “Siempre hacés todo mal”

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A través de palabras como “siempre”, “nunca” dejamos paralizado al otro. Es por eso que debemos intentar sacarlas del lenguaje y si las pronunciamos pedir perdón. Disculparnos con nuestros hijos no nos hace ser menos padres; admitir que nos equivocamos nos hace ganar autoridad, en vez de perderla porque nuestros hijos no nos ven solamente como “padres” sino también como personas.
Para poder ayudarlos a desarrollar un mejor sentido de identidad, debemos dejar que dentro de casa tengan la libertan para expresar sus emociones. El hogar es el lugar para que nuestros hijos lloren, rían, se enojen. Aceptemos todos sus sentimientos y que el enojo no esté prohibido.

Vínculo a través del tiempo

Nuestra casa también debe ser el lugar donde se estimule la espontaneidad y el juego. Pero el juego supone que nosotros como padres juguemos con ellos. Para eso lo que necesitamos es más tiempo.
Un estudio realizado hace dos años develó que, en promedio, los padres estamos 49 minutos por día con nuestros hijos. Esto incluye, según aclaró Ciompi, la hora del baño, de cenar y de irse a la cama. Es decir, luego de un día entero de trabajo, llegamos a nuestra casa y compartimos menos de una hora con quienes más queremos.
El mismo estudio señaló, además, que dos de cada tres niños prefieren estar más tiempo con sus padres que ir a un parque de diversiones. Como papás, debemos tratar de dedicarle más tiempo a nuestra familia. Es verdad que la calidad del vínculo importa, pero para que exista debe haber cierta cantidad de tiempo. Muchas veces por darles lo que no tenemos, no nos queda tiempo para darles lo que sí tenemos. Porque, al fin y al cabo, lo que de verdad necesitan los hijos es a sus padres.